Impuesto sobre Hidrocarburos: ¿Cómo afecta al consumidor?

El impuesto sobre hidrocarburos es uno de los recursos fiscales más polémicos de los últimos tiempos. El elevado precio de los carburantes, junto a la intensa carga fiscal aplicada a los mismos afecta de manera directa a los ciudadanos españoles. Estos combustibles son productos de consumo diario, ya que son la fuente de energía más frecuente de vehículos y una de las más habituales de uso doméstico para la obtención de agua caliente o calefacción.

La controversia de la cuestión viene de que este recargo se aplica de forma paralela al IVA. El compendio de ambos supone que más del 40% del precio final que paga el consumidor equivale a impuestos. Sin embargo, la media de impuestos a los hidrocarburos en la Unión Europea supera el 50%. España aún está por debajo de paises vecinos como Francia o Portugal y bastante lejos de los porcentajes de Italia o Suecia. 

Conocer el porqué de estos impuestos es fundamental para tomar decisiones de consumo. Existen ciertos supuestos en los que el consumo de estos carburantes puede estar exento de estos gravámenes o ser susceptible de devolución del mismo. A continuación profundizaremos en los distintos aspectos del impuesto sobre hidrocarburos para conocer sus motivaciones y limitaciones. 

¿Qué es el Impuesto sobre Hidrocarburos?


El Impuesto sobre Hidrocarburos es un Impuesto Especial, que aplica a productos en estado líquido y gaseoso que suelen emplearse como combustible o carburante. La motivación de este recurso fiscal es desincentivar el consumo de los mismos y costear las políticas medioambientales que deben desplegarse para contrarrestar sus efectos. 

Los hidrocarburos de uso común afectados por este impuesto son, por ejemplo: la gasolina, el diesel o gasóleo, el butano y propano (gases licuados del petróleo) o el gas natural, entre otros. Las alternativas de origen vegetal como el bioetanol o el biodiesel también están gravadas con este impuesto. 

La estructura del Impuesto sobre los Hidrocarburos


Antes de 2019 este gravamen se estructuraba en tres tramos: el general, el especial y el autonómico. Hasta entonces, las distintas autonomías tenían cierto margen a la hora de establecer el impuesto.

De esta manera podíamos encontrar autonomías que no aplicaban dicho tramo autonómico, como País Vasco o Castilla y Leon; comunidades que lo aplicaban situando el impuesto en un tramo medio o bajo, como Madrid; y autonomías que aplicaban el tipo máximo permitido de 4,8 céntimos por litro, como Andalucía o la Comunidad Valenciana, entre otras.

A partir de dicha fecha, el tramo autonómico se integraría en el tramo especial, quedando entonces exclusivamente vigentes este y el general. Esta armonización se hizo tomando el valor máximo del impuesto, es decir, el de 0,048€ por litro que ya aplicaban ciertas autonomías, como hemos indicado. 

El tramo general, por su parte, es el que acapara el porcentaje mayor del impuesto. Este consiste en una cantidad fija por litro y su cuantía depende del combustible concreto que se consuma. En la gasolina, según su octanaje y aditivos, la cantidad oscila entre 0,40€ y 0,43€ por litro. El gasoil o diesel, por su parte, se sitúa en 0,30€ por litro

Exenciones en el impuesto y devoluciones


Teniendo esto en cuenta, debe aclararse que existen actividades en las que el impuesto a los hidrocarburos no aplicaría. Estas están relacionadas con la fabricación e importación de hidrocarburos y combustibles para distintos usos no relacionados con el consumo privado con fines de recreo de recreo. 

La legislación contempla también la devolución de una parte del Impuesto sobre Hidrocarburos a quienes lo necesiten en el desarrollo de su profesión. De esta manera se fija una devolución parcial para el gasóleo destinado a vehículos de transporte de mercancías;  transporte regular u ocasional de pasajerostaxis con licencia y vehículos cuya aplicación es la agricultura o ganadería. Esta devolución se establece en 0.049€ por litro de combustible. 

Como conclusión, destacar que el futuro prevé un endurecimiento progresivo de la fiscalidad respecto a los combustibles en los países más desarrollados del mundo. Los miembros del G20 se comprometieron a desarrollar medidas para limitar la producción de estos combustibles y, por ende, limitar el calentamiento global. 

De esta manera se busca desincentivar el uso de energías no renovables frente a sus alternativas más ecológicas. Por otro lado, el reciente conflicto entre Rusia y Ucrania ha dificultado el acceso a estos productos. En consecuencia, la Unión Europea está explorando alternativas energéticas que permitan cortar la dependencia de los combustibles rusos para 2027.