Deuda Tributaria: Qué es y conceptos clave
Comprender el concepto de deuda tributaria es fundamental a la hora de hacer frente a este tipo de obligaciones. Cada ciudadano y empresa que ejerza su actividad en el marco estatal contrae una serie de responsabilidades fiscales con el sistema tributario del país. Si estas obligaciones no se satisfacen de manera efectiva, generarán una deuda tributaria.
Una deuda tributaria puede generarse por una serie de supuestos muy variados. Quizás el ejemplo más cotidiano y conocido por todos, podamos verlo en las declaraciones de Hacienda. En este procedimiento se ajustan los ingresos percibidos, así como los gastos, inversiones, aportaciones o pagos a unos u otros fines. El resultado de la misma, tanto positivo como negativo, será el balance entre los impuestos que hemos aportado y los que deberíamos haber aportado.
Por otro lado, las deudas tributarias pueden no componerse exclusivamente del importe adeudado. Cuando se detecte una irregularidad en este sentido, la Agencia Tributaria notificará al responsable de la misma de la necesidad de enmendarla. Si se hace frente al pago de la misma, fuera de plazo podrán aplicarse recargos o intereses de demora.
Cada persona, física o jurídica, debe gestionar de forma diligente sus compromisos fiscales. A continuación, veremos conceptos útiles en torno a cómo hacer frente a una deuda tributaria, así como recursos y escenarios clave que pueden darse.
Liquidar una deuda hipotecaria
La forma más común de resolver una situación irregular con el erario es el pago de la deuda. Sin embargo, existen opciones para flexibilizar y modular la respuesta a estas deudas. Además, debe tenerse en cuenta que la Administración también dispone de unos plazos determinados para hacer constar esa deuda y notificar su cobro
Recargos e intereses de demora
Por otro lado, podríamos decir que la auditoría de cuentas se puede dividir en tres fases:
Para incentivar el cumplimiento puntual de las obligaciones fiscales y penalizar los retrasos, el Ministerio de Hacienda estipula una serie de recargos e intereses.
Estos se concretan de la siguiente manera:
- Recargos: son penalizaciones que se aplican de forma automática cuando el pago de una deuda tributaria se realiza fuera del plazo establecido sin requerimiento previo por parte de la Administración. Varían dependiendo del tiempo de retraso:
- 5%: tres meses después del plazo estipulado.
- 10%: entre tres y seis meses después.
- 15%: entre seis meses y un año.
- 20%: a partir del año.
- Recargos ejecutivos: si la Administración Tributaria hace un requerimiento oficial en forma de providencia de apremio (enlace al contenido de Providencia de apremio), podrán entrar en juego los siguientes recargos:
- Ordinario: del 10%. Una vez se recibe la notificación se aplicarán estos intereses.
- Extemporáneo: del 20%. Si el pago se realiza transcurrido el plazo establecido en la providencia de apremio, irá gravado con este interés.
- Intereses de demora: se calculan sobre el total de la deuda tributaria no pagada a tiempo. Empiezan a acumularse desde el día siguiente al final del periodo establecido en la providencia de apremio. La tasa de interés de demora se establece anualmente en la Ley de Presupuestos Generales del Estado. Por ejemplo, para el año 2024, el tipo de interés de demora está fijado en 4,0625%.
Aplazamiento o fraccionamiento de una deuda tributaria
El aplazamiento de una deuda tributaria es una alternativa que permite a los contribuyentes diferir el pago de sus obligaciones fiscales a plazos, facilitando así su cumplimiento. A continuación, se detallan los pasos a seguir para solicitar el aplazamiento de una deuda tributaria:
- Solicitud de aplazamiento de deuda: para solicitar un aplazamiento de una deuda tributaria, el contribuyente debe presentar una solicitud ante la Agencia Tributaria, indicando el importe de la deuda, los plazos de pago propuestos y los motivos que justifiquen la solicitud de aplazamiento.
- Requisitos para el aplazamiento: la Administración analizará la viabilidad de este aplazamiento prestando atención a ciertas condiciones. Entre las más habituales están: demostrar la imposibilidad de pago inmediato, mantener al día el resto de obligaciones fiscales y presentar garantías si la deuda es de un importe elevado.
- Plazos y condiciones del fraccionamiento: estos plazos suelen establecerse de acuerdo a la cuantía total de la deuda y la capacidad de pago del contribuyente. Una vez establecidos estos plazos, es importante cumplir con ellos. De lo contrario, la Administración podría revocar el aplazamiento y proceder a la exigencia inmediata del pago total restante.
Prescripción de la deuda tributaria
La prescripción de la deuda tributaria es un aspecto importante a tener en cuenta en materia fiscal. El periodo efectivo para reclamar estas deudas comienza en la misma fecha en la que finaliza el periodo voluntario de pago de la misma. Desde ese día, la Agencia Tributaria cuenta con 4 años para determinar y reclamar la cantidad debida.
Eso sí, si Hacienda ha realizado cualquier tipo de actuación o reclamación al respecto, el plazo volverá a reiniciarse a 4 años. Es decir, no son 4 años en total, sino 4 años desde el último movimiento, requerimiento o acción de la Administración pública al respecto.
Gestionar deudas tributarias no siempre es sencillo y conviene tener en cuenta todas las posibilidades y caminos que se abren para resolverlas. Desde ETL GLOBAL nos esforzamos en encontrar las mejores estrategias fiscales para nuestros clientes. Nuestro objetivo es optimizar al máximo su situación financiera y garantizar el éxito de cada uno de sus movimientos