¿Qué es un concurso de acreedores?

Un concurso de acreedores es un mecanismo legal que permite a empresas insolventes reestructurar su deuda y buscar una salida viable a su situación. No importa el tamaño de la empresa, cualquier empresa o persona física que no pueda cumplir con sus obligaciones de pago puede solicitar este recurso. El objetivo final es salvar la empresa y proteger el empleo que esta genera.

El concurso de acreedores es una especie de “tiempo muerto” en el que se inicia un proceso judicial para analizar la situación financiera del deudor. Durante este proceso se crea una lista de acreedores y se negocia un plan de pagos o reestructuración de esta deuda. Mientras tiene lugar el concurso, la empresa tendrá respaldo legal para suspender estos pagos temporalmente.

Todos los elementos que constituyen y dan forma al proceso del concurso de acreedores se recogen en la Ley Concursal. Dicha ley tiene como fin habilitar un proceso unificado para conservar el patrimonio de empresas insolventes. En ella se definen, por ejemplo, los distintos plazos de un proceso concursal, quienes pueden iniciar el concurso e incluso los plazos para iniciarlo.

A continuación profundizamos en la ley y extraemos algunos de los aspectos más relevantes en torno al concurso de acreedores.

Concurso de acreedores: Significado


El objetivo del concurso de acreedores es organizar las finanzas del deudor para conseguir que pague la mayor cantidad de dinero posible al máximo número de acreedores posible. Normalmente se acuerda entre las partes y se ofrecen alternativas de pago para retrasar los tiempos. También hay que tener en cuenta que es posible que no todos los acreedores puedan cobrar. Es por eso que existe un orden de preferencia establecido legalmente.

Los acreedores son personas que ante una situación de insolvencia tienen derecho a pedir que se cumpla la obligación de pagarles la deuda. Por el contrario los deudores pueden ser personas o entidades que, como su propio nombre indica, se ven en la obligación de hacer frente a una deuda.

El concurso de acreedores es el paso anterior a la suspensión de pagos. En el caso de que no se pueda llegar a alcanzar un acuerdo, se declarará la quiebra.

¿Cuándo solicitar un concurso de acreedores?

La ley establece tres supuestos en torno a la insolvencia de las empresas ante los cuales se habilitan distintas posibilidades o recursos. Estas situaciones son las siguientes:

  • Insolvencia probable: La empresa prevé la imposibilidad de hacer frente a deudas que vencen a dos años vista.
  • Insolvencia inminente: El deudor identifica que no podrá cumplir con sus pagos a tres meses vista.
  • Insolvencia actual: La empresa no puede cumplir con sus pagos inminentes.

La legislación española permite convocar un concurso de acreedores si se atraviesa una de estas dos últimas situaciones (insolvencia inminente o actual). Sin embargo, también habilita recursos para las empresas que identifican problemas financieros a largo plazo, como, por ejemplo, los planes de reestructuración.

En cualquier caso, es recomendable actuar lo antes posible una vez identificada una situación económica adversa en esta línea. Los concursos de acreedores son más efectivos si se inician con la mayor antelación posible. Además, tratar de mantener una transparencia absoluta en torno a la información financiera con todos las partes implicadas.

Para entrar en concurso de acreedores se debe hacer mediante solicitud. Existen dos tipos de solicitudes:

  • Solicitud voluntaria: La presenta la persona responsable de la empresa cuando se da cuenta de la situación de insolvencia aún no declarada.
  • Solicitud forzosa: La presenta un acreedor o alguno de los socios de la empresa que habitualmente está en desacuerdo con la dirección.

Estas solicitudes deben presentarse en un juzgado mercantil en un periodo de dos meses posteriores a la fecha en que se conoció la situación de insolvencia. Por escrito y adjuntando los siguientes documentos:

  • Declaración de la legitimación para presentar el concurso
  • Memoria económica del deudor
  • Inventario de bienes y de derechos
  • Lista de acreedores por orden alfabético

¿Qué pasa cuando una empresa entra en concurso de acreedores?


Cuando una empresa o una persona se declara en concurso de acreedores, significa que no puede afrontar los pagos. Es entonces cuando entra en actuación un juez que puede llegar a paralizar la deuda, a rebajar o a aplazar el pago de la misma. Un dato importante a saber es que los empresarios están en la obligación de declararse en concurso de acreedores en el momento en que son insolventes. Si no lo hacen pueden ser declarados culpables del concurso.

Un aspecto que suele preocupar mucho es la situación en la que se quedan los trabajadores. La presentación del concurso de acreedores no conlleva la extinción de ningún contrato de trabajo. Tampoco la posibilidad de dejar de acudir al puesto de trabajo.

Normalmente, se dan dos situaciones:

No se les ha comunicado a los trabajadores la nueva situación en la que se encuentra la empresa ahora, pero el trabajador tiene que seguir yendo igualmente. Conforme se vaya arreglando la situación se irán regulando los pagos que se deben.

La empresa empieza a no pagar a sus trabajadores y les debe sus nóminas. En estos casos el trabajador puede pedir la extinción del contrato si se han acumulado al menos 3 nóminas y una paga extra, o cuatro nóminas sin pagar.

En cuanto a la situación en la que quedan los deudores, dependerá directamente de si se entró en el concurso de acreedores mediante solicitud voluntaria o forzosa.

Si el deudor entró mediante solicitud voluntaria, la administración de su patrimonio quedará sometida a un régimen de intervención por parte de la administración concursal. Mientras que si entró mediante solicitud forzosa el deudor verá suspendidas sus facultades de administración. Aún así en cualquier momento el juez puede acordar cualquier cambio.

Fases del concurso de acreedores


Los concursos de acreedores pueden ser procesos largos y complejos, pero en muchas ocasiones son la única alternativa para empresas en dificultades. En la Ley Concursal se dividen estos procedimientos en cuatro fases diferenciadas para estructurar de manera eficiente distintos cometidos:

  • 1. Fase común: Se inicia la solicitud de concurso y se nombra un administrador concursal que gestionará el proceso. En este momento se verificará la lista de acreedores, las cantidades debidas y las causas de la insolvencia. Habitualmente se extiende entre 3 y 6 meses.
  • 2. Fase de convenio: Se busca el acuerdo entre deudor y acreedores. El deudor elabora una propuesta de convenio que podrá incluir quitas, demoras y otras medidas. Los acreedores votarán la propuesta; si se acepta por mayoría, será de cumplimiento obligatorio para todos. Esta fase puede tomar de 3 a 12 meses.
  • 3. Fase de liquidación: De no alcanzar un acuerdo en torno a los pagos en la fase de convenio, se liquidará la empresa. Se establecerá un orden de pagos a acreedores y se subastarán los bienes de la empresa para tratar de satisfacerlos. Finalmente, se extinguirá la empresa. Esta fase puede ser la más extensa y dilatarse entre 6 meses y dos años.
  • 4. Fase de calificación: Durante una última fase se determinará si el concurso ha sido fortuito o culpable. Que el concurso se determine culpable significa que el deudor o administrador ha causado o agravado la insolvencia. El veredicto en este sentido puede acarrear consecuencias legales para la figura responsable de las deudas. Esta fase dura entre 3 y 6 meses.

Se evidencia, de esta manera, lo extenuante que puede llegar a resultar un concurso de acreedores. Se estima que el proceso completo se resuelva entre uno y cinco años. Sin embargo, contar con el asesoramiento de abogados expertos en derecho concursal puede contribuir a acortar los plazos, optimizar recursos y alcanzar resultados satisfactorios.