¿Qué es un acuerdo extrajudicial?

Un acuerdo extrajudicial, en el ámbito legal, representa una de las formas más eficientes y pragmáticas de resolver disputas sin recurrir a los procesos judiciales tradicionales. Esta herramienta legal, basada en la negociación directa entre las partes involucradas, resulta una alternativa fundamental para la resolución de conflictos en numerosos ámbitos: desde diferencias comerciales y laborales, a disputas personales y familiares.

Múltiples factores hacen relevante al recurso del acuerdo extrajudicial. No sólo contribuye a agilizar la resolución de problemas, sino que también permite preservar una buena relación entre los involucrados. Esto suele ser provechoso para ambas partes y puede, en determinadas situaciones, ayudar a mejorar la situación entre ellas. Algo a tener muy en cuenta, por ejemplo, en el ámbito de los negocios.

Conocer el alcance y las posibilidades de los acuerdos extrajudiciales puede llegar a ser diferencial en determinados escenarios. De la misma manera, existen cuestiones y disputas de cierta índole que no pueden ser abordadas mediante este mecanismo.

De un modo u otro, contar con asesoramiento especializado en materia legal puede facilitar, simplificar y asegurar el buen curso de este tipo de trámites. A continuación, detallaremos algunos aspectos claves del acuerdo extrajudicial, así como las limitaciones de esta herramienta legal.

Objetivos y beneficios del acuerdo extrajudicial

En la introducción ya se ha adelantado una de las ventajas de recurrir a un acuerdo extrajudicial para resolver cualquier conflicto: la agilización del procedimiento. Este aspecto no es algo menor pues el colapso que sufre la judicatura española en la actualidad es considerable. Se están llegando a citar juicios a más de dos e incluso más de tres años vista.

Las insalvables demoras de los litigios no sólo suponen una inversión de tiempo, sino también de dinero. Mientras que los involucrados no constatan el final de su disputa, tendrán a sus equipos legales trabajando durante más tiempo, lo que supone un coste. Además, las propias tasas y gastos asociados de los juicios son significativamente más elevados que las de los acuerdos.

Por otro lado, los acuerdos extrajudiciales abren la posibilidad a la negociación y al entendimiento entre partes. Es decir, son más flexibles que los dictámenes y resoluciones judiciales y permiten mayor control sobre el resultado. Esto minimiza el riesgo y la incertidumbre en ambos sentidos. Además, tal y como se mencionaba previamente, contribuyen a preservar vínculos y relaciones al tratarse de un procedimiento menos solemne y sin tantas connotaciones negativas.

Conflictos y situaciones que suelen resolverse con un acuerdo extrajudicial

Los acuerdos extrajudiciales son una herramienta legal versátil, aplicable a una amplia gama de conflictos y situaciones. Existen numerosos campos en los que esta práctica se ha asentado y goza de popularidad. Los escenarios donde los acuerdos extrajudiciales son más comunes hasta el momento son:

  1. Disputas comerciales: en desacuerdos entre empresas o entre empresas y clientes. Se buscan soluciones rápidas para minimizar las interrupciones en la actividad diaria.
  2. Conflictos laborales y discrepancias contractuales: desacuerdos en las condiciones y términos pactados: como por ejemplo condiciones de trabajo, indemnizaciones, etc. En estos casos se puede priorizar un acuerdo amistoso para mantener el clima laboral o la relación comercial.
  3. Asuntos familiares y divorcios: en un porcentaje alto de casos, las partes buscan resolver cuestiones de custodia, división de bienes o manutención de una manera menos conflictiva para todos.
  4. Disputas de propiedad y vecindad: de esta manera se pueden definir sin enfrentamientos cuestiones relacionadas con límites de propiedad, ruidos, reformas, mantenimiento y usos de espacios comunes.

Estos acuerdos permiten a las partes involucradas negociar soluciones que consideren justas y adecuadas para sus circunstancias específicas. A menudo preservando las relaciones y evitando el desgaste emocional y financiero que, como veníamos explicando, suponen los litigios prolongados.

Requisitos y límites a la hora de plantear acuerdos extrajudiciales

Sin embargo, recurrir a los acuerdos extrajudiciales no siempre es una posibilidad. Las leyes determinan ciertos límites y cuestiones en las que no cabe negociación posible. En estos casos, el asunto debe pasar forzosamente por el proceso judicial convencional y, su resultado, debe ser dictaminado por un juez.

A continuación enumeramos una serie de situaciones en las que no se puede recurrir a una solución amistosa entre particulares o un acuerdo extrajudicial:

    1. Delitos Penales: aunque teóricamente cualquier víctima de un delito podría renunciar tanto a la vía penal como a la vía penal, estos supuestos son complejos e infrecuentes. En estos casos, lo más probable es que se actúe por vía penal y se requiera de una intervención judicial completa.
    2. Derechos Fundamentales: en principio, cualquier acto que atente contra los derechos fundamentales de una persona no podría resolverse mediante esta clase de acuerdos. Estos derechos fundamentales se recogen en el Título I de la Constitución Española y coinciden en buena parte, con los recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
    3. Interés Público: Cuando el conflicto involucra intereses públicos o de terceros no presentes en la negociación, el acuerdo extrajudicial no sería el medio adecuado.

Estos límites aseguran que los acuerdos extrajudiciales se utilicen de manera apropiada y justa. De esta forma, siempre se respetaría el marco legal y los derechos fundamentales de todas las partes involucradas.

Acuerdos extrajudiciales de pagos y sus límites

Cuando el conflicto que se plantea es de carácter financiero, el acuerdo extrajudicial también puede entrar en juego. La propia legislación española ha desarrollado la conocida como Ley de Segunda Oportunidad para tratar de llegar acuerdos amistosos entre acreedores y deudores.

Sin embargo, en cuestiones de pagos y deudas también existen ciertas líneas que no pueden traspasarse. Estos requisitos o límites determinan la posibilidad de poder acogerse o no a los acuerdos extrajudiciales, y son los siguientes:

    • Individuos o particulares: las deudas no pueden superar los 5 millones de euros.
      Empresas: además del límite de 5 millones de euros, deben tener menos de 50 acreedores.
    • No duplicidad: no podrán acogerse quienes, en los últimos 5 años, hubiesen llegado a un acuerdo extrajudicial de esta índole.
    • Delitos relacionados: tampoco podrán acogerse aquellos que, en los últimos 10 años, hayan cometido delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico. Es decir, hayan sido condenados por Hacienda o Seguridad Social.

En definitiva, las posibilidades de los acuerdos extrajudiciales son múltiples y, sus beneficios, dignos de ser valorados. Contar con el respaldo de un equipo legal cualificado y habituado a materializar y concretar esta serie de acuerdos puede resultar ventajoso en determinados sectores. En el ámbito empresarial contribuye a minimizar el impacto que ciertos inconvenientes o disputas pueden tener sobre la continuidad del negocio.

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