Indemnización por despido improcedente

La indemnización por despido improcedente es una cuestión que ha generado y genera infinidad de dudas en el ámbito laboral. Un gran número de factores entran en juego para determinar cuándo se aplican este tipo de despidos y puede que ni la empresa ni el trabajador estén familiarizados con ellos. Para una resolución satisfactoria de cualquier conflicto a este nivel, comprender dichos factores es fundamental.

El despido improcedente se define como la finalización unilateral del contrato de trabajo por parte del empleador. La particularidad es que, en este tipo de casos, la empresa estaría prescindiendo de los servicios de un empleado sin ninguna causa justificada. Ante estos despidos la legislación contempla una serie de derechos adicionales para el trabajador; más amplios que los que se establecen para despidos procedentes.

Por parte de la empresa es fundamental conocer qué causas diferenciarían a un despido procedente de uno improcedente, de cara a evitar posibles reclamaciones. De la misma manera, el trabajador debe conocer los motivos válidos para que se lleve a cabo un despido procedente; de esa maner, podrá reclamar la improcedencia si estos no se corresponden con lo establecido.

A continuación detallaremos algunos de los aspectos consultados más habitualmente en torno a los despidos improcedentes: derechos de los trabajadores ante estos, cálculo de las indemnizaciones y plazos. Trataremos de dar respuesta a las dudas más frecuentes y ofrecer información relevante al respecto.

Cuando se puede reclamar la improcedencia de un despido


El estatuto de los trabajadores establece las causas que pueden motivar un despido objetivo, y son las siguientes:

  • Ineptitud sobrevenida: casos en los que el empleado no cuenta con las competencias necesarias para realizar las tareas que, por contrato, pueden exigirse.
  • Falta de adecuación: se argumenta que el puesto de trabajo requiere de una actualización por parte del empleado y este no ha atendido dicha necesidad. En estos casos debe demostrarse que se han facilitado medios para que el trabajador pueda adaptarse a los nuevos requisitos.
  • Causas que afectan a la empresa: la empresa podría argumentar que el afronta una situación adversa a nivel económico, técnico, organizativo o de producción que compromete su continuidad.

Si ninguno de los motivos esgrimidos en el despido hace referencia a alguna de estas circunstancias, este no podrá ser considerado cómo objetivo. Además, aun haciendo referencia a uno de estos supuestos, el trabajador podría reclamar la improcedencia. En estos casos, recae sobre la empresa la carga de la prueba; esta tendrá que aportar la documentación necesaria para demostrar que el despido se adapta a alguna de las causas válidas. Si las pruebas no son suficientes, el despido podría ser declarado como improcedente.

Derechos del trabajador en caso de despido improcedente


Si se ha determinado la improcedencia de un despido a nivel judicial, se abren varias posibilidades que afectan tanto a trabajador como empresa. La elección de solventar esta situación de una forma u otra corresponderá a la empresa y el empleado no tendrá potestad para reclamar dicha decisión. Las opciones que se plantean a una empresa una vez determinado que el despido es improcedente son las siguientes:

  • Aportar la indemnización económica al trabajador: el trabajador tendrá derecho a recibir una compensación económica equivalente a un determinado número de días de salario por año trabajado. A continuación, veremos cómo se calcularía dicha indemnización.
  • Readmisión en la empresa: para la resolución de un despido improcedente también se ofrece a la empresa la opción de readmitir al trabajador en su puesto. Esta readmisión tendrá que hacerse en las mismas condiciones y se tendrán que abonar al empleado los “salarios de tramitación”. Es decir, las nóminas que no habría percibido desde el despido hasta la readmisión.

Es necesario recalcar de nuevo que decidir entre las dos soluciones propuestas es algo que corresponde exclusivamente a la empresa. El trabajador, por su parte, debe acatar la vía de conciliación propuesta. Este escenario difiere del despido nulo, en el cual sí que podría obligarse a la empresa a llevar a cabo la readmisión del empleado sin alternativas. También debe tenerse en cuenta que siempre que el cese de la actividad laboral no haya sido voluntario, el trabajador tendrá derecho a cobrar el subsidio por desempleo que le corresponda.

Cálculo de la indemnización por despido improcedente


Determinar la cuantía a la que debería ascender una indemnización por despido improcedente es una cuestión compleja. La cuantía del “finiquito” cambiará considerablemente entre casos de despido objetivo y casos de despido improcedente. Mientras que en el primero se establecen 20 días de salario por año trabajado, en los despidos improcedentes esta cifra asciende hasta los 33 días.

En este sentido, también es necesario tener en cuenta que el 12 de febrero de 2012 se produjo un cambio en la legislación. Hasta la fecha, las indemnizaciones se abonaban a razón de 45 días por año trabajado. Esto conlleva que, si el trabajador trabajaba en la empresa en fechas previas a 2012, todo ese periodo debe computarse a razón de esos 45 días por año trabajado, y el período posterior a razón de 33 días por año trabajado.

Factores fundamentales para calcular la indemnización

Para definir adecuadamente la cuantía que la empresa tendrá que aportar al trabajador en caso de despido improcedente, se debe prestar especial atención al cálculo del salario diario. Este cálculo no es un factor en sí, pero será fundamental para realizar una estimación correcta de la cuantía a indemnizar. En este salario diario se tendrá que incorporar el prorrateo de pagas extras y la proporción correspondiente al salario en especie, si este existiese.

Además, en el cálculo de toda indemnización, ya sea por despido objetivo o improcedente, existen algunos elementos que deben ser siempre tenidos en cuenta. Entre estos elementos están el cómputo de días hábiles e inhábiles en el cálculo, los días de vacaciones no disfrutados y el cumplimiento o falta del preaviso estipulado de 15 días en la notificación del despido. Estos conceptos podrán suponer la incorporación de cuantías adicionales en el cálculo global.

Plazo para pagar la indemnización por despido improcedente

El plazo legal para que el empleador pague la indemnización por despido improcedente al trabajador se establece en un periodo determinado a partir de la fecha del despido. El plazo establecido para abonar dicha cantidad se establece en 5 días hábiles desde la emisión de la resolución. Si la empresa no opta por ninguna de las opciones antes expuestas, tras estos 5 días se podría considerar que el trabajador debe ser readmitido. 

Sin embargo, si la empresa opta por abonar la indemnización, tendrá que hacerlo en esta ventana temporal de 5 días. De no realizarlo, podría exponerse a una reclamación de cantidades en las que comenzarán a aplicar recargos por demora e incluso sanciones económicas.