Ley de Segunda Oportunidad (LSO): ¿en qué consiste?
La Ley de Segunda Oportunidad (LSO) es una ley recientemente aprobada en España. Su objetivo es facilitar la rehabilitación de las personas insolventes, evitando la exclusión social que conlleva la incapacidad de hacer frente a sus deudas. Esta ley ofrece a los deudores la posibilidad de reorganizar sus deudas, salir de la situación de insolvencia y empezar de nuevo. Pero, ¿en qué consiste exactamente la Ley de Segunda Oportunidad y qué requisitos hay que cumplir para acceder a ella? A continuación lo veremos más detenidamente.
¿Qué es la Ley de segunda oportunidad?
También conocida como LSO, la Ley de Segunda Oportunidad es una ley española aprobada en mayo de 2019. No obstante, su entrada en vigor fue a partir del 1 de junio de 2019. A través de la suspensión de pagos, tiene como objetivo ayudar a las personas a conseguir recuperarse económicamente y poder acogerse a un proceso de rehabilitación financiera.
Por supuesto, para poder acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad existen una serie de condiciones que la persona solicitante debe demostrar.
Ley de Segunda Oportunidad: requisitos
Para acceder a los beneficios de la Ley de Segunda Oportunidad, los deudores deben cumplir una serie de requisitos.
- Persona física con domicilio fiscal en España.
- Sus deudas deben ser inferiores a los 5 millones de euros.
- Debe haber sido declarada insolvente en los cuatro años anteriores a la solicitud de la LSO.
- La persona debe demostrar que no cuenta con los recursos suficientes para hacer frente a sus deudas.
Pros y contras de la Ley de Segunda Oportunidad
Sin embargo, también conlleva algunos riesgos. Por ejemplo, la suspensión de pagos que implica la LSO puede tener un impacto negativo en la solvencia y la reputación del deudor. Además, si el deudor incumple los requisitos de la LSO o no cumple con los términos del acuerdo de pagos, los acreedores pueden exigir el pago de las deudas. Por último, la Ley de Segunda Oportunidad no siempre es la mejor opción para los deudores, ya que puede ser un proceso largo y costoso.
La Ley de Segunda Oportunidad ofrece numerosos beneficios a los deudores, pero también conlleva algunos riesgos. En primer lugar, la LSO permite a los deudores reorganizar sus deudas, eliminando los intereses de demora y las tasas de recobro, y pudiendo llegar a acordar un plan de pagos a plazos con sus acreedores. Esto les permite salir de la situación de insolvencia de una forma más rápida y menos costosa. Además, el proceso de la Ley de Segunda Oportunidad es menos estresante para el deudor, ya que se le da un periodo de tiempo más amplio para reorganizar sus deudas.