Abogados mileniales, las jóvenes promesas que piden cambios
Piden más flexibilidad, políticas de conciliación efectivas y un ambiente motivador en el que desarrollarse profesionalmente. Para los abogados mileniales, los nacidos entre principios de los años ochenta y mediados de los noventa, son muy importantes las condiciones que los bufetes les pueden ofrecer más allá del sueldo, como el teletrabajo, días de descanso extra tras una operación compleja o medidas para preservar su derecho a la desconexión digital. Así lo explican a CincoDías tras solicitar este diario a los bufetes de élite una selección de sus jóvenes promesas.
No en vano, esta semana celebran su onomástica, el Día Internacional de la Abogacía Joven, reclamando la transformación de la cultura de los despachos. “Creo que un buen sueldo no debe compensar la pérdida de tiempo libre. Hay que esforzarse por sacar todo el trabajo adelante, pero es necesario desconectar”, señala Patricia Saiz, una abogada de 28 años de ETL Global.
Aunque hay diferencias entre firmas, en 2021 los abogados con entre uno y tres años de experiencia tuvieron una media de retribución fija en los bufetes de élite de 37.000 euros anuales, y de 54.600 si tenían entre cuatro y siete años de antigüedad, según un análisis de Signium, la firma de executive search, que tiene en cuenta tanto los despachos nacionales e internacionales como las divisiones de tax & legal de las big four. “Los grandes despachos tienen sueldos elevados, pero dedicamos más horas a trabajar que la media, sacrificando partes de nuestra vida personal”, comenta Íñigo Valdenebro, abogado de 30 años de Gómez-Acebo & Pombo. La contrapartida son largas jornadas laborales, con elevados picos de estrés, que pueden extenderse desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada.
Esta generación, que representa aproximadamente un tercio de la población activa en España, según el INE, en 2030 se convertirá en la principal fuerza del mercado de trabajo. Es por ello que los bufetes se enfrentan al desafío de adaptar sus políticas a sus necesidades o, de lo contrario, correrán el riesgo de perder su talento. De hecho, algunos ya han dado el salto a bufetes más pequeños, asesorías de empresa, con horarios más racionales, o se han embarcado en alguna oposición.
“Es importante que los despachos sepan ver qué es lo que mueve a sus abogados para encontrar un equilibrio entre eso y la cultura de la empresa”, considera Alejandra González-Concheiro, una letrada de 29 años de Pérez-Llorca. Por su parte, Almudena Gurpegui, su homóloga en Dentons, añade que “es indispensable que los abogados descansen cuando han pasado por picos de trabajo y que tengan flexibilidad”.
Además de dominar las nuevas tecnologías, los abogados mileniales de las grandes firmas se caracterizan por un notable conocimiento de idiomas y por dar respuesta a “operaciones complejas” de grandes clientes, apunta Alejandro Márquez, un abogado de 29 años de DLA Piper. Lejos de quien los describe como una generación frágil o de cristal, para ellos es fundamental encarar nuevos retos. “Mi preocupación principal es trabajar en una zona de confort excesiva o ser una abogada que no profundiza en cada caso”, señala Covadonga Maestro, una letrada de Ecija de 29 años.
El principal problema es que, tras 10 o 15 años de entrega absoluta, nadie les garantiza ascender a la sociatura de los grandes despachos, pues alcanzar El Dorado depende de factores como la situación del mercado o el estado de la economía.
“ES IMPORTANTE IMPLEMENTAR MEDIDAS DE CONCILIACIÓN”
Trabajar en un grupo internacional como ETL Global permite a Patricia Saiz acceder a asuntos multidisciplinares. Esta joven letrada de 28 años, no obstante, está orientada a la práctica civil, mercantil, familiar y hereditaria. Su mayor logro es “el aprendizaje continuo”, afirma. Saiz, que viene de la enseñanza pública (hizo el grado en la Universidad de Burgos y el máster de acceso en la Universidad de Valladolid), cree que “un sueldo no debe compensar la pérdida de tiempo libre”. Se trata de compaginar trabajo y ocio, un equilibrio para el que “siempre es importante implementar medidas de conciliación, de desconexión digital o de teletrabajo, lo que tiene que ir acompañado de la implicación del trabajador”. Como explica, ser socio de un gran despacho supone asumir “proyectos y funciones distintas”, por lo que, de momento, prefiere seguir aprendiendo y en un futuro valorar dicha opción.
Patricia Saiz. Abogada. Derecho Civil, Mercantil, Familiar y Hereditario.
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